Origen: un derivado latino que significa "Don de la Tierra."
Fundadora de Ecuador
Desde pequeña, siempre tuve el anhelo de ser médico, de ayudar a las personas a mejorar su salud y bienestar. Sin embargo, la vida me llevó por otros caminos, y ese sueño quedó guardado en mi corazón. Pero Dios tenía un plan maravilloso para mí, uno que jamás imaginé y que se materializó a través de doTERRA.
Tuve el privilegio de ser la primera persona en inscribirse en doTERRA en Ecuador. En ese momento, era una empresa poco conocida en el país, pero en mi corazón sentí que era una oportunidad única, una puerta que se abría no solo para mí, sino para miles de personas que, como yo, soñaban con bienestar, salud y prosperidad. Con el tiempo, la comunidad de doTERRA en Ecuador ha crecido increíblemente, y hoy somos más de 12 mil personas comprometidas con esta hermosa misión.
doTERRA me ha permitido hacer realidad muchos de mis sueños. Mi economía ha mejorado significativamente, lo que me ha dado la posibilidad de viajar, disfrutar nuevas experiencias, comprarme un carro del año y, lo más importante, ayudar a mi familia. Pero más allá de los logros materiales, lo que más me llena de alegría es el impacto que puedo generar en la vida de los demás.
Cada vez que veo cómo una persona mejora su salud física y emocional gracias a los aceites esenciales, siento una profunda satisfacción. Cuando alguien me dice que su calidad de vida ha cambiado, que duerme mejor, que tiene más energía o que ha encontrado una fuente de ingresos que le permite vivir con tranquilidad, mi corazón se llena de gratitud.
doTERRA no solo me ha dado la oportunidad de cumplir mi sueño de ayudar a los demás en su bienestar, sino que también me ha permitido crecer como persona, fortalecer mi fe y vivir con propósito. Hoy, miro hacia atrás y veo cómo cada paso en este camino ha sido guiado por la mano de Dios. Él puso en mi vida esta maravillosa oportunidad, y yo solo puedo agradecerle por haberme dado la valentía de tomarla.
Si algo he aprendido en este viaje, es que los sueños se cumplen cuando creemos en ellos y trabajamos con amor y dedicación. Y lo mejor de todo es que este camino aún continúa, con nuevas personas por ayudar, nuevas metas por alcanzar y muchas más bendiciones por recibir.